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Natalie Rosario Ruiz

LA TANDA DE LOS 10 | Diez consejos para comenzar a escribir como un escritor.

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Quisiera que todo fuera tan sencillo como decirte: “Siéntate, coge la pluma, el papel y escribe”. Así de simple. Eso sería fácil para mí y también para ti, suena conveniente y accesible, suena idílico..., pero no lo es. No es así como funciona la escritura. A veces puede que sentarse y escribir funcione, pero muchas otras, es solo la acción que te lleva a la frustración y al desánimo. No todos los escritores tenemos un Best Seller listo en menos de dos semanas; hay quienes sufrimos en nuestro proceso literario porque simplemente no encontramos cómo sacarle la tinta a la pluma, o ni siquiera cómo comenzar con tal acción. No sólo eres tú, yo también he estado ahí y dicen que soy buena escritora. No saber cómo comenzar no te hace ni más ni menos, te hace justo lo que el papel necesita; un reto. A veces para comenzar a escribir solo hay que dejarse llevar, pero no por la escritura misma, sino por los pensamientos que amurrallan tu terreno. No podemos escribir sin pensar y no podemos pensar sin prestar atención. Así que aquí te comparto 10 consejos para comenzar a escribir como un verdadero escritor. 1. Si la presión no te está impulsando, suéltala. Hay a quienes la presión los motiva para sacarse el jugo a sí mismos y hay otros a quienes no, a quienes la presión solo les crea murallas de las que se les hace difícil escapar, entonces optan por darse la vuelta e ignorar. Primero identifica qué tipo de escritor eres (si la misma palabra escritor te presiona al punto de bloquearte, suéltala también... mejor piénsate como un artífice de las letras, no más). No es posible proceder en nuestras metas si no estamos conscientes de dónde estamos parados y cómo hemos llegado hasta aquí. Es necesario reconocerse con sinceridad para poder continuar el camino. Mirarse de verdad para poder conocer nuestras capacidades y limitaciones, y en base a ellas crear nuestro plan de trabajo para edificar nuestro proyecto. Así que primero identifícate y trabaja en base a ello. Si la presión te impulsa, continua poniéndote metas altas; si te bloquea, entonces suelta la escritura como macro y recógela como micro, de poco a poco, con pequeñas metas que sepas que son fáciles de lograr. No todos podemos con todo, a veces somos héroes y a veces humanos; y está bien aceptarlo porque es a partir de ahí que comenzamos a caminar rumbo a nuestra meta. Si todo el tiempo pensamos que podemos con todo y nos lanzamos como si fuéramos dioses, en algún punto tropezaremos con una piedrecilla que nos dejará muertos a medio camino. En cambio, si desde el inicio nos reconocemos con capacidades y limitaciones, e identificamos dónde está cada una podremos avanzar en nuestro camino reconociendo las piedrecillas que podemos saltar y las que hay que analizar antes de rebasar. Es ahí donde nos volvemos buenos escritores. Así que empieza con lo poco. Tal vez no lo veas ahora, pero un bosquejo, una oración o una página al día son un gran avance cuando te liberas de presiones mal gestadas. Por otro lado, cuando no sepas de qué escribir, entonces escribe de nada y de lo que eso te causa hasta que sientas que la pluma coge vuelo. 2. Mira las ideas en tu mente antes de pasarlas al papel. Identifica qué es lo que quieres contar y si lo que quieres contar tiene razón de ser y sentido. Siempre debe haber un propósito tras lo que escribes . Por más pequeño que sea. Tal vez a veces escribimos cosas hermosas que no tienen propósito alguno ni sentido más allá de la belleza. Muchos de esos escritos (no todos, porque incluso la belleza por mera belleza tiene propósito) están destinados a quedarse en nuestra libreta solo para nosotros, porque no son para el público son para el ‘yo’; para recordar o sacarle foto a alguna emoción. Sin embargo, cuando un escrito no solo se limita al yo, sino que cobra propósito y sentido para el otro, y cuando tiene algo que decir y que necesita ser escuchado (o en este caso leído). Entonces lo que escribimos se vuelve un escrito de escritores. No obstante, no solo porque tengas algo que decir tienes un escrito de escritor en tus manos. La escritura es un arte que necesita trabajarse y desarrollarse con detenimiento y cautela. Debes mirar tus ideas, pensamientos, lo que deseas decir y todas sus variantes, para que cuando lo pases al papel, el lector reciba al detalle aquello que quisiste expresar. Es necesario que visualices tu meta con el escrito y la analices por todos sus lados y en todas sus formas. Solo cuando sientas que las conoces bien, comienza a escribir. De esta forma evitarás mejor los estancamientos, las divagaciones, los declives y los escritos incompletos.

3. Sé el primero en enamorarse de lo que escribes. Este consejo va un poco ligado al anterior. No es posible vender algo en lo que ni tú mismo crees, sobre todo a un lector crítico. Tú debes ser el primer lector y el primer romance de tu proyecto. Debes enamorarte de tu idea y el mensaje que quieres compartir a través de tu trabajo. Ya sea un ensayo, un poema, una novela, un artículo científico o uno social, debes enamorarte del mensaje y de la manera en la que lo estás compartiendo. Cada palabra tiene que salir de tu corazón literario, sino solo lograrás lectores no comprometidos y un auto sabotaje. Piensa en las diversas formas de escritura que puedes utilizar para expresarte, para decir lo que tienes que decir. Luego escoge la que más te ha cortejado y relaciónate con ella. Es importate saber que para comenzar a escribir como un escritor verdadero necesitas compromiso y dedicación. Necesitas ser detallista y apostar por lo que estás creando. Solo así lograrás atraer a tus lectores y anclarlos. Por ello, enamórate de tus letras y de tus formas literarias.

4. Descubre tus mañas al momento de escribir, escúchalas y síguelas. Cada escritor tiene sus rituales, y no hablo necesariamente de velas blancas, luces tenues y cánticos fantasmales. Hablo de música punk, o rock, o instrumental. Hablo de espacios tranquilos que inspiran paz, de una ventana abierta que da a la playa o por la que se cuela el sol de la montaña. Hablo de una tacita de café o chocolate caliente, o tal vez un escritorio alborotado con hojas garabateadas y libros usados. Hablo de los pequeños detalles que nos hacen sentirnos escritores, más allá de la pluma y el papel. Todos los escritores tenemos mañas y rituales, aunque no todos las conocemos. Sin embargo, no hay nada que impulse el vuelo de la pluma, como estar rodeado de los elementos de nuestro ritual y nuestra tribu; y la mejor forma de escribir como un verdadero escritor es reconocer cuáles son nuestros elementos para saber cómo sentirnos a gusto cuando nos encomendamos a las letras. Solo cuando te sientes a gusto contigo mismo, o cuando te entiendes, puedes llegar a tus metas, porque ya la incomodidad fantasmal no será una distracción; y un escritor que escribe como escritor siempre busca alejarse de las distracciones.

5. Haz bosquejos y brainstormings, la organización es la clave de muchos buenos escritores. Sé que puede sonar tedioso y que para algunos puede ser la parte más aburrida de ser escritor, que es mucho más fácil decirlo que hacerlo, pero es necesario para todo aquel escritor que desee visualizar su idea con exactitud y desarrollar escritos atractivos para sus lectores. Ver las ideas en papel nos ayuda a aclarar nuestras metas y propósitos con ella, para poder sacar lo que no funciona y trabajar en lo que sí. Los bosquejos, las notas y los brainstormings no tienen por qué ser la parte tediosa y difícil si realmente estamos enamorados de nuestro proyecto. Estas son las claves para construir con habilidad nuestras tesis, historias y desarrollar los conflictos que plantearemos. Son el esqueleto, la base y la puerta a nuestro compromiso. Incluso en la poesía, es necesario lanzar unos versos que den base antes de trabajar en nuestro ‘todo’, más aún cuando nos proponemos una serie de poemas que van a compartir un mismo hilo conceptual o tema. Incluso ahí es necesario visualizar a la voz poética y lo que esta quiere expresar, analizar su pertinencia y sus formas; y organizar nuestras prioridades para que el lector no termine perdiéndose en versos que están preñados de potencial, pero que todavía no han dado a luz. Así que haz un listado de tus ideas con el escrito, organízalas en prioridades y pertinencia, escribe una breve descripción de lo que buscas; y cuando hayas completado eso y tengas tus intenciones más claras, rompe a escribir.

6. Si tienes personajes, respeta a cada uno de estos; sus espacios, sus personalidades y sus propósitos. No los superpongas los unos a los otros, recuerda que todos vienen de una sola cabeza, pero tu lector no tiene por qué saber eso. Cada personaje debe reclamar sus diálogos y sus ideales, debe ser una mente a parte que apueste solo a sí misma y a sus intereses. Sobre todo si es un villano. Tu lector no puede sentir que está leyendo al mismo personaje, pero con diferentes nombres, ni que está leyendo la copia del personaje de otra historia. Incluso si este es similar a otro, y así quieres que sea, debes trabajar para resaltar sus diferencias. Es necesario para que tus lectores creen lazos y conflictos con tu escrito. Para que logren amar a algunos y odiar a otros; o incluso odiarte a ti, pero amar tu trabajo. Solo de esta forma logras crear vínculos sólidos entre el lector y tu escrito. 7. Decora tu escritura. Una vez listo tu primer borrador, llega el momento de aspirar a más. Un borrador no es un escrito, pero es parte fundamental del proceso. No te quedes solo con lo que tu cerebro te da, porque entonces tus lectores se quedarán cortos cuando te lean. Es aquí donde debes releer lo que escribiste y comenzar a decorar. No se decora o arregla el escrito cuando estás en el borrador, porque terminas perdiendo el hilo y las ideas; te terminas distrayendo y llegan los famosos bloqueos. Cuando tengas tu borrador completado, entonces comienza a editar. Desarrolla los argumentos, las escenas, los personajes, los versos, la estructura, etc. Entra al detalle en tus oraciones, verifica el sentido de lo que está escrito y clarifica lo que aún no está del todo claro. Es ahí cuando tu escrito se convierte en algo publicable y leíble.

8. Relee lo que escribes al menos tres veces. No des todo por bueno porque siempre hay vistas mucho más desarrolladas que la tuya. Una vez el escrito esté completado léelo y retoca la variedad léxica. No repitas palabras mientras sea posible sustituirlas por sinónimos y cambia las palabras que de momento te parece que no son las más adecuadas para lo que deseas transmitir, a menos que la repetición sea a propósito y con sentido. Puedes jugar con el orden de las oraciones y descubrir lo que más le convenga a tu escrito. Relee y revisa los errores gramáticos y ortográficos, las tildes, los puntos y las comas, sobre todo las comas. Relee y nota qué oraciones o palabras ahora están de más, qué cosas no aportan a tu propósito final con este escrito. Relee y revisa el efecto visual de tu obra, que las imágenes propuestas a tu lector sean claras y casi palpables para él. Relee y verifica que no te aburra, que todavía continué teniendo pertinencia... y solo luego pásalo al editor y al corrector. 9. Piérdele el miedo a que te lean. Muchos escritores, con buenos escritos, nunca son descubiertos porque se dejan ganar por el miedo y el trauma de qué pensaran los lectores cuando los lean. Bueno, te comparto que el fracaso está hecho para todos y no por eso la gente deja de vivir y emprender. Es un riesgo, ¿y qué? ¿Estás dispuesto a sacrificar todo lo que podrías ganar si quien te lee encuentra tus escritos pertinentes, solo porque tienes miedo de lo que pasará si no? Piensa en todos los lectores a los que tu escrito les podría ser significativo y que nunca lo será porque decidiste dejarlo en la gaveta. Cuando escribes como escritor tus escritos y proyectos literarios dejan de ser tuyos y pasan a ser del pueblo lector; el compromiso se vuelve más firme. No queremos vivir pensando qué hubiera pasado si sí. Si fallas, ¡perfecto! eres uno más. No por eso dejas de tener valor. Solo asegúrate de hacerlo mejor la próxima vez, porque no hay nada mejor que los segundos, terceros, cuartos y quintos intentos exitosos, sextos, o más si es necesario. Cuando ese miedo deje de ser tan grande habrás ganado mucho. 10. Deja una marca en tus escritos. A algunos podrá parecerles obvio y a otros estúpido, pero esto es necesario de recordar y de implementar. Usualmente, los lectores hacen vínculos con tu escrito, no contigo; a menos que tú estés en él. Es por eso que las marcas o huellas del autor son necesarias, porque es ahí que los lectores crean el lazo y el compromiso con el escritor. No es que dejes tu nombre en cada página ni nada similar. No hay que ser obvios ni regalados. Hablo de que escondas en el escrito cosas que se relacionen a ti. Yo, dejo errores ortográficos o gramaticales escondidos. Palabras inventadas, mal escritas o mal conjugadas que solo yo puedo justificar; o versos de poemas mezclados en escritos cero poéticos. En este mismo artículo hay algunos de esos. Es así que trato de conectar con mis lectores y fomentar el que ellos me busquen, incluso cuando el escrito en sí no tiene nada que ver conmigo. Trata de que los lectores puedan encontrar pequeñas partes de ti en lo que escribes. Así sabremos que tu compromiso con nosotros es real y sincero. No tiene que ser una gran marca, solo pequeñas cosas que hagan tus escritos tuyos.

Ser escritor de escritos publicables no es fácil. Por eso no todos son escritores, pero sin duda alguna es uno de los compromisos más bellos para con la cultura y una de nuestras promesas más hermosas para las futuras generaciones. Lo mejor de todo es que esto es un constante proceso, así que siempre actualiza tus técnicas y mantente en continuo aprendizaje. No se trata de la meta final, sino del camino y de los resultados que vamos obteniendo en ese camino.

Yo también espero seguir mis propios consejos.

¡Apuesto a ti!

Con cariño,

La Malamañosa.


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