Novela: Los hijos del punto
Autor: Antonino Sánchez Burgos
Reseña por: Natalie Rosario Ruiz - Autora Puertorriqueña
LOS HIJOS DEL PUNTO es una historia que cumple con una buena narrativa, puesto que no suelta a su lector hasta que la historia se complete. Es un híbrido entre la exposición de momentos que el autor desea contar a su lector y las lecciones que desea compartirles. Es una invitación al lector para que aprenda de los errores por cuenta ajena y no espere a verse a sí mismo en ellos y con las posibilidades limitadas. La historia resulta un grito de ayuda y a su vez una mano de auxilio para aquel lector que desee aceptarla. Cumple también con una buena estructura y organización de eventos que conducen al hasta el desenlace. Presentando imágenes, que aunque chocantes, son justo lo que se necesita para abrir los ojos... y hablo de todos los ojos. No solo de aquellos que se encuentran en "malos pasos", sino también aquellos de quienes se encuentran enajenados de la realidad social que habita en nuestras calles. Es un discurso de lecciones, pensamientos y argumentos de los que tal vez somos conscientes, pero los hemos ignorado. Nos hemos enajenado del asunto dejando la responsabilidad sobre otros hombros que no sean los propios. El autor nos muestra la parte y la importancia de manejar estos temas, desde el hogar y la escuela, hasta el campo social en el que coexistimos. De hecho, cada capítulo comienza con un epígrafe que busca abrir de a poco la mirada del lector, la razón y la línea de pensamiento.
Es un libro que recomiendo para la juventud, pues algunos podrán identificarse y otros no, pero la realidad es que, es el tipo de libro del que cualquiera puede llevarse algo para sí. También lo recomiendo para adultos, puesto que aunque esta dirigido a la juventud, es un libro que tiene muchos temas concernientes a los adultos que habitan nuestra cotidianidad social. Temas como el estereotipo; como la paternidad y la maternidad; las posibilidades educativas, económicas y sociales para personas de escasos recursos, entre muchos otros que nos competen no solo a la juventud, sino a todas las generaciones previas.
Admito que la portada asusta, es difícil de mirar y más difícil aún de digerir, de entender. Sin embargo, una vez finalizado el libro comprendí que no había mejor metáfora, ni mejor forma de ilustrar el libro que la que ya está presentada.
Este libro no es solo de argumentos y experiencias, sino que ofrece posibles soluciones para erradicar, no solo los síntomas, sino la enfermedad en sí. Solo debe haber alguien dispuesto a escuchar, o en este caso; a leer.
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