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Sandra M. Colorado

Escritora - Presentadora Puertorriqueña

Nací en Santurce, Puerto Rico, en el mismo hospital del área metropólitana en el que nacieron todos los que vieron la luz entre los años 50 y 60. Sin embargo, considero a Cataño, el pueblo más pequeño de mi isla y en el que me críe gran parte de mi vida, como mi lugar de origen. Viví mis primeros años en Bahía, una modesta urbanización cerca del pueblo, pero luego, a los cuatro años, me mudaron a vivir con mis abuelos paternos. No estoy segura si fue por razones económicas o porque me le fugaba a mi abuela materna y ya estaba volviéndome una carga difícil para ella, que también ayudaba a mi mamá con mis dos hermanos adolescentes.

Los domingos en la tarde, papi me llevaba en su carro negro, no recuerdo el modelo, a casa de Mamá Mercedes y Papá Virgilio. Allí, permanecía al cuidado de ellos y de mi tía Paquita hasta el viernes en la tarde cuando me regresaban de vuelta a la casa de mis padres. El arreglo no me resultó incómodo pues era una casa grande de madera con un patio lo suficientemente amplio para continuar con mis travesuras. A menudo trepaba el palo de aguacate o me entretenía cuidando de las gallinas y gallos de pelea de mi hermano. Todas las noches, a la hora de dormir, mi abuela me colocaba en su regazo y me mecía en su sillón. Esta costumbre la mantuvo hasta que cumplí los doce años.

Mamá era maestra de profesión. Recibía en su hogar a los hijos de los inmigrantes, que regresaban de la tierra prometida, para ayudarlos a mejorar las deficiencias académicas y que pudieran integrarse en la corriente escolar. Solo pedía compromiso de parte del estudiante. Nadie tuvo que pagarle por su labor. Tampoco estaba demasiado ocupada para enseñarle a sus nietos a leer y escribir. Así que a los cuatro años me apuntaron en el Colegio Discípulos de Cristo. Luego pasé a la Escuela Horace Mann y más tarde terminé estudiando en colegios privados. Papi nunca quiso que nos adelantaran de grado debido a que él entró a la universidad a los quince años sin estar física y emocionalmente apto, lo que le dificultó lograr sus metas deportivas.

Mamá Mercedes nos estimulaba la lectura. A mis hermanos y a mí nos daba cierta cantidad de dinero, de acuerdo con la edad de cada cual, para que fuéramos a comprar comics, que antes llamábamos paquines. Podíamos escoger lo que quisiéramos siempre y cuando lo leyéramos de principio a fin. A mí me fascinaban las biografías de santos. También me devoraba los Selecciones, que estaban a nuestro alcance para que continuáramos investigando. Cuando me aburría, aún tenía el closet mega grande de mi abuela repleto de diferentes enciclopedias, revistas y libros. Para los efectos, pasé mi infancia y parte de mi adolescencia rodeada de libros, prácticamente una biblioteca para mí solita.

Mi clase preferida era español. Me leí todas las novelas que me asignaron y las diseccionaba, en el mismo libro. Costumbre que me costó regaños de mi maestra y que sigo haciendo hasta el presente. Cuando entré a la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, llegué muy segura. Mis hermanos me llevaban con frecuencia, por lo que ya me conocía el campus. Elegí estudiar Bienestar Social porque así me lo recomendó mi hermana, ya que era una concentración reciente para ese entonces. Hasta el día de hoy, aunque no me arrepiento de mis estudios, creo que debí estudiar educación. Sin embargo, para educar, no importa el escenario, creo que he aprovechado cada ocasión que se me ha presentado.

Me gradúe Magna Cum Laude del bachillerato, el cual terminé en tres años y medio. Contraje nupcias en el primer semestre de 1978 y comencé los estudios de maestría ese mismo año en Trabajo Social en la Escuela Beatriz La Salle de la Universidad de Puerto Rico. Fui seleccionada para el programa de honor, así que finalicé mis estudios en año y medio, para luego comenzar a desempeñarme como trabajadora social de comunidad.

 

Practiqué un tiempo mi profesión y luego comencé labores como oficial evaluador en la Universidad del Sagrado Corazón. Durante ese tiempo, estudié en horario nocturno la Maestría en Administración Comercial con especialidad en Gerencia lo que me abrió las puertas para llegar a ser Registradora Auxiliar. Más tarde, trabajé como Directora de Registraduría en la Universidad Metropolitana, ahora Universidad Ana G. Méndez, Recinto Metro, donde también dicté clases de Gerencia y Recursos Humanos. Años más tarde, pasé a desempeñar la misma posición en la Universidad Carlos Albizu, en San Juan y llegué a ser presidenta de la Asociación de Registradores y Oficiales de Admisión de Puerto Rico, PRACRAO. Lamentablemente, no estuve mucho tiempo en el cargo porque la Autoridad de Energía Eléctrica me reclutó como trabajadora social y ya no cualificaba para este.

Con la llegada del retiro de labores como empleada gubernamental, mis hijos me estimularon a escribir como un pasatiempo. Comencé tomando cursos cortos en la Universidad del Sagrado Corazón y todos los talleres que ofrecieran en las diversas plataformas de Internet. Lo que comenzó como algo para entretenerme, se convirtió en un nuevo interés y misión de vida al percatarme de la abundancia de talento joven en nuestra isla que necesitaba apoyo para difundir sus letras. 

Al presente, tengo tres libros publicados. El primero de estos, "Siempre en Viernes", es una novela corta sobre las memorias de la maternidad y la crianza de una mujer estéril. Obtuvo medalla de oro en los Latinos Book’s Awards 2022 como mejor primer libro y mención honorífica en la categoría de mejor historia familiar. Los jueces opinaron: “The storytelling flows through its entirety…phenomenal insights”.

Mi segunda obra es un libro infantil cuyo objetivo es concienciar sobre el maltrato de animales. "Sam Satito" obtuvo dos menciones honoríficas en los Latinos Book’s Award 2022 en las categorías de libro bilingüe más inspirador para niños y libro bilingüe más educativo para niños. He visitado varias escuelas narrando este cuento en los grados de kínder a segundo y nada se compara con la felicidad que sus rostros y comentarios me provocan.

Mis anteriores libros son publicaciones independientes. Mi novela más reciente, "El día que trascendí los límites de la cordura", la publiqué con Ediciones Enserio. Esta tiene como objetivo concienciar sobre las enfermedades mentales. Trata las condiciones de bipolaridad y límite de personalidad.

Tengo varios cuentos publicados en diversas antologías. "Despedida frente al Sena" y "Maldito lunes" están publicados en "De 7:00 a 9:00, Relatos insólitos", una antología que también tuve el honor de dirigir. Otras antologías que contienen cuentos de mi autoría son: "Letras desde el encierro", de Pen de Puerto Rico Internacional, Antología de temática LGBTIQ+ "Así vivimos" de PEN Argentina, "OS DIAS DA PESTE" de Pen Club Portugués y en el Espacio Cultural Waves.

 

Aparte de la escritura creativa, disfruto mucho del dibujo y la pintura en acrílico. Es una actividad que me relaja y aminora mi ansiedad de estar ocupada todo el tiempo. Mis tesoros son mis tres hijos, mi nieto, mi sobrina nieta y mis mascotas. También sigo disfrutando la lectura y aprendiendo de los diferentes géneros. Mi lugar de paz es el mar. Envuelta en sus caricias pierdo la noción del tiempo y todas mis preocupaciones desaparecen.

Para los que interesen seguirme pueden unirse a mi blog personal en Facebook, De cuentos y memorias con Sandra M Colorado; y a mi canal de YouTube Letras y algo más con Sandra M Colorado, para mantenerse al día de todas las actividades en las que estaré y las entrevistas programadas junto a mis amigos Marivel Galindo y Efrén Rivera. Pueden subscribirse al boletín "Síguenos la pista" enviándome su dirección de correo electrónico a colorado57.sc@gmail.com

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